Hace algunos años nos encontrábamos en la Riviera Maya pasando unos días de vacaciones navideñas. Puesto que formamos una familia de buceadores, estábamos ansiosos por sumergirnos en las aguas del Caribe. Desafortunadamente el tiempo no nos favoreció y tuvimos dos semanas continuas de borrascas, lo que se tradujo en una fuerte marejada. Arruinada nuestra previsión, nos salvó la alternativa del licenciado Carlos, responsable de la empresa de deportes acuáticos de nuestro hotel: realizar una excursión de buceo por un par de cenotes, muy abundantes en la zona.
La península de Yucatán es una gran llanura de roca caliza y cavernosa donde la altura máxima del terreno no sobrepasa los 50 metros sobre el nivel del mar. La ausencia de montañas y otras elevaciones impide la formación de corrientes de agua, por lo que no existen ríos superficiales. Pero el agua de la lluvia penetra por las rocas permeables formando depósitos y corrientes subterráneas. A lo largo de los años dichas filtraciones erosionan y debilitan la roca. La bóveda que se va creando termina por desplomarse, exponiendo el río al exterior formando “ojos” o pozos naturales que los mayas bautizaron como “Dzonot” hace cientos de años. Los cenotes no tienen apenas corriente y su agua es cristalina y fresca. Su temperatura es de 25°C y su profundidad promedio es de unos 12 metros. Este conjunto de características los hace perfectos para un buceo tranquilo y asequible. Uno que jamás olvidarás.
El corazón del buceo en este tipo de cuevas está en el área de Tulum y Akumal. Esta zona se creó a mediados de los ochenta, cuando varios buzos descubrieron que los cenotes eran, en realidad, entradas hacia enormes ríos subterráneos. Esto abrió una nueva frontera de exploración. Mientras los buzos de cuevas continuaban explorando, más sistemas de ríos subterráneos se descubrían. En la actualidad existen alrededor de 60 sistemas de cuevas distintos, con más de 500 kilómetros de paisajes para explorar y disfrutar. Cinco de los sistemas de cuevas más extensos del mundo están localizados en esta zona y cada día se abren nuevos caminos en la selva, permitiendo el acceso a nuevos e inexplorados cenotes. En cualquier caso, la zona de buceo recreativo está perfectamente indicada y delimitada, aunque es altamente recomendable contratar los servicios de un guía buceador.
Tras informarnos de los diversos cenotes, nos dejamos aconsejar por nuestro instructor, Neo, que nos recomienda realizar dos inmersiones: el Gran Cenote y el Car Wash, dos “pozos” que están muy cerca entre sí. Llegar al Gran Cenote requiere poco más de hora y media desde Cancún o unos 40 minutos saliendo de Playa del Carmen. Una vez allí, descargamos el equipo y Neo nos da una breve explicación de lo que nos espera, recordándonos las reglas específicas del buceo en cavernas: al tratarse de agua muy filtrada, su transparencia es casi perfecta, por lo que debe bucearse siempre en una posición algo encogida, dando aleteos laterales y muy lentos, controlando perfectamente la flotabilidad para evitar golpear estalactitas o remover el fondo y enturbiar el agua; siempre debe seguirse la guía, o hilo de Ariadna, que señala el camino desde la entrada a la salida, y respetar los letreros o marcas existentes que indican zonas de paso prohibido; mantener la orientación hacia la “boca” del cenote, normalmente el único lugar de salida; la ausencia de luz obliga a la utilización de linternas, focos y luces químicas (comprobad las baterías!), con las redundancias propias del buceo nocturno o en el interior de pecios; finalmente, debe prestarse especial atención a las normas de seguridad habituales del buceo en aguas abiertas, planificar la inmersión, aplicar márgenes de seguridad más conservadores que los utilizados para bucear en condiciones normales y aunque resulte obvio, bajo ninguna circunstancia bucear solo.
La inmersión que realizamos en cada cenote es distinta. La entrada y el aspecto de cada cueva, sus luces, el recorrido…. nos comenta Neo que las luces cambian según la hora del día… Aunque ambas son inmersiones fáciles y cómodas, durante una buena parte de los recorridos nos encontramos con “cielo cerrado”, es decir, sin posibilidad de ascender directamente a superficie, por lo que toda precaución es poca. En cualquier caso, se trata de seguir un cable guía durante un recorrido en el que siempre puede (debe) saberse de dónde vienes y a dónde vas. Aunque no hay mucha fauna, en la entrada del Gran Cenote nadamos con pequeñas tortugas y, en el interior, es posible ver algunos moluscos y peces “ciegos”. Hoy ya es altamente improbable divisar algún “pez ciego de Yucatán”, incluido en las listas de especies de fauna mexicana en peligro de extinción, y que sólo habita en determinados cenotes cerrados y oscuros… En fin, un día magnífico de buceo “distinto”, mientras que en el mar, apenas a 10 kilómetros de distancia, la marejada impide navegar a las embarcaciones.
Tras las inmersiones, un recorrido por la Quinta Avenida de Playa del Carmen y un sabroso almuerzo mexicano nos permite rememorar la sensación tan mágica de estos pozos, sagrados para la cultura Maya.
Algunos centros de buceo de la zona:
- Aquatech Villas DeRosa
- Scubadiving Cozumel
- Scubadiving Playa del Carmen
- Go Cenotes
- Adventure Tours
- Aqua Aventura
- Scuba Libre
Otros compañeros también han buceado en cenotes de la zona, como el «Dos Ojos».